La construcción de la imagen de un personaje no se hace de la noche a la mañana. En el largo plazo para algunos de ellos representa un ahorro inmenso en publicidad. Más aún cuando es complejo separar al personaje de la marca. El caso de Steve Jobs es más que emblemático.
Que el CEO y fundador de Apple sea una figurita repetida desde hace décadas en todos los medios tradicionales y no tradicionales, no sorprende a nadie. Que sabe a la perfección como ahorrar millones de dólares en publicidad con sus lanzamientos no quedan dudas. Ahora bien si Steve Jobs es un visionario, que debemos decir del editor de la revista Inc. que allá por el lejanísimo octubre de 1981 ante un barbudo, medio loco y huraño jóven soberbio llamado Steve, no dudó en poner en portada un título (tal vez dictado por las tripas más que por otra cosa) tan arriesgado como certero: «This Man Has Changed Bussiness Forever» (Este hombre ha cambiado el negocio para siempre).
Y eso que no presentaba ni la primera computadora personal y la revolución de la autoedición que desató tiempo después, ni el iPod o el iPhone. ¿Prueba y error? por supuesto que esta portada sería una más de las tantas que se publican a diario si el personaje cae en el olvido. Así comenzaba la historia del niño mimado de las revista de negocios, tecnología y gerencia. Una leyenda se empezaba a construir pero sólo el tiempo sabía que así sería.