Contar historias se puso de moda. O no tanto. O siempre estuvo ahí metida en la comunicación como una forma de acercar a personas reales con historias verosímiles de contar en pocos minutos. Los tiempos cambian y hoy la unión tecnología/contenido/diseño/mercadeo es tan estrecha y dinámica que la distancia entre la idea, el prototipo y la realización final se ha borroneado hasta tener el espesor de apenas un par de días. O a vaces menos por que el tiempo que siempre fue escaso, hoy parece serlo más aún. Si tenemos la tecnología adecuada, un equipo que no le teme a lo imposible que como ya sabemos todos sólo lleva un poco más de tiempo por que lo difícil no existe y si, además, contamos con un idea clara de lo que tenemos que lograr, es muy poco o casi nada lo que no se puede lograr con el trabajo en equipo, compartiendo su telento y sus posibilidades creativas. La tecnología es una herramienta y, depediendo de como se use, puede ser todo lo eficiente que uno queira. No deberíamos culpar nunca al martillo de asesinato por que alguien lo use para matar a otra persona. La tecnología más poderosa que tenemos está debajo de nuestros cabellos y si la usamos conectada a la de otros, se vuelve aún más poderosa y creativa. Así de siemple. Así de complejo.