A cada paso que damos, la Inteligencia Artificial parece estar un paso más allá. El futuro de la red, el futuro de la información y el futuro de nuestra sociedad parece estar anclado a los cambios volátiles de ésta tecnología, que ha generado grandes cambios de paradigma y grandes cambios en el consumo. Este blog ya ha tratado temas similares en: La IA para creadores de contenido sigue cautivando.
Un primer intento por la regulación
Youtube ha dado un primer paso. Esta semana la plataforma de vídeos ha lanzado sus primeras directrices sobre vídeos generativos, es decir, falsos. No los prohíbe todos, solo algunos casos. Por ejemplo cuando se use la voz de un cantante sin permiso, o cuando usen la cara de alguien sin su permiso. Los derechos de autor, o la representatividad individual de la creación artística está en constante peligro con la IA. En principio por la reproducción sin límites del contenido, pero también porque con un simple entramado de video falso, se puede usar la imagen de cada artista en loop.
Lo importante no es llegar primero, sino poder dar pie a un marco regulatorio que permita un uso responsable y creativo de la IA: “Creemos en tomarnos el tiempo para hacer las cosas bien, en lugar de esforzarnos por ser los primeros”, explica YouTube. Y vaya si tiene razón. Tomarse el tiempo para crear una buena regulación permitirá a otras aplicaciones y a la web avanzar en su uso por el bien común.
Creación generativa
Entender la herramienta significa maximizar las posibilidades de creación. Y también de perfeccionarla a través de métodos de generación de contenidos. Así lo han hecho, en conjunto (como una danza entre el humano y el robot) una de las bandas más reconocidas en el mundo, The Beatles.
La inteligencia artificial hará realidad un deseo con el que seguro sueñan muchos beatlemaníacos: escuchar un tema inédito que incluye la voz de John Lennon, asesinado en 1980. Y aquí no hay problemas de derechos porque quienes reeditan ésta canción son los mismos artistas y usan la herramienta para complementar los faltantes por imposibilidad de hacer una grabación con la voz original. «Jackson pudo sacar la voz de John de un casete pequeño. Teníamos su voz y un piano y podíamos separarlos con la IA«, explica Paul McCartney.
La pata ambiental y el deep learning
A medida que avanza, a pasos cortos pero continuos, la IA comienza a repercutir en nuestra vida cotidiana. No solo para el arte y no solo para la reproducción automática de tareas, sino también en nuestro ambiente y en el uso del agua. Mantener en funcionamiento el hardware no solo supone un enorme consumo de electricidad, además, también requiere cantidades de agua para su refrigeración.
Para entrenar a los ordenadores en el uso de datos, o lo que se conoce por el nombre de deep learning, se consumen altas cantidades de agua y altas cantidades de energía. ¿Nos preguntamos acaso si es responsable su uso? ¿Vale la pena reproducir tareas humanas en robots a cambio de maltratar el ambiente?
Un estudio de la Universidad de California marca con datos una realidad ya indisimulable. El consumo de agua del centro de datos de Microsoft aumentó un 37% desde 2021, una disparada que se le atribuye a la IA. En total, estos servidores requieren la dramática cifra de 6.436 millones de litros de agua al año para poder operar.
El futuro es con Inteligencia Artificial, sin dudas. Es hora de darle un uso consciente que a su vez, repercuta de manera positiva en nuestras tareas sin dañar lo que nos rodea. Si lo regulamos a tiempo y lo hacemos competitivo, entonces tendremos grandes ganancias en el tiempo próximo.