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16 de mayo de 2022    Post #4218
Narrativa transmedia y el periodismo digital

La era digital rompe con los estereotipos clásicos de reproducción de contenidos. El periodismo busca incluir a los nuevos agentes en su ecosistema, con el objetivo de hacer que sean útiles a los ciudadanos.

Las narrativas transmedia deben entenderse como una oportunidad para el periodismo. Esta nueva forma de comunicar e informar tiene anclada en su modernidad el hecho de involucrar a cada uno de los usuarios también como productores de contenido. Al incorporarlos, encontramos una gama de lenguajes casi infinita y una multiplicidad de canales por donde hacer viajar la información. Esto nos lleva a entender, en parte, la sumatoria de nuevos públicos, (jóvenes en este caso) que se insertan en el periodismo sin tener casi contacto con la televisión o un diario impreso. Su dispositivo de conexión más habitual es el móvil, por lo que lo transmedia se adapta perfectamente a sus necesidades.

Esta nueva forma de lenguaje que nuclea al mismo tiempo distintos medios con varios lenguajes termina por convertirse en una forma de narrar un hecho de actualidad valiéndose de distintos medios, soportes y plataformas. Cada mensaje es autónomo y por consiguiente, expande el universo informativo.

El periodismo actual explora estas nuevas fórmulas en la elaboración de la información a través de narrativas transmedia y de dispositivos móviles. Se trata de formatos universales donde la producción informativa busca la participación de la audiencia con sus comentarios o redifusiones a través de las medios sociales. Veamos algunas características.

Nueva narrativa, más futuro

La inmediatez es uno de los componentes más visibles de las narrativas transmedia. El pasaje rápido que en algunos casos termina falto del necesario chequeo que constate los hechos, hace que pierda un poco de credibilidad. Tan rápido va de una plataforma a la otra y tan rápido reproduce los contenidos entre y por los usuarios que, en un determinado punto, se torna imposible frenarlos en una especie de meta-meta reproducción. La creación en continuo de un lenguaje propio y personal que se distribuye por distintos dispositivos, hace entrar en juego a su vez a las particularidades de cada canal como y, por supuesto, a las audiencias en sí y que además con la insoslayable particularidad que pueden estar dispersas geográficamente. Si los diferentes canales, formatos y géneros se relacionan, más se complementarán con una audiencia que los identifique y que haga uso de ellos con sus propias formas.

La inmediatez y la interacción con nuevos usuarios abren la posibilidad de canales múltiples. Es innegable que el periodismo ha tenido que adaptarse y transformarse en, algunos casos, periodismo transmedia. Hoy vemos que son los usuarios quienes al final, tienen la potestad (y también la cualidad) de uno de los pilares fundamentales de este proceso, la reproducción. La información no son sólo datos que responden a un hecho, sino que se convierte en un infinito de expansión constante. No estamos ante una situación medio-noticia o agente-noticia, si no que abarca a un universo de comunicación nuevo, en constante auge en donde la noticia como eje central ya o es lo importante en sí (sino el tema relacionado si se quiere de manera subyacente a esa noticias) y en dónde la audiencia deja (dejó en realidad) de ser pasiva. La audiencia juega un rol y lo ejecuta. No solo interactúa sino que también, se expresa. De la pasividad y lectura a formar parte como prosumidor e influyen de manera directa en el contenido de los mismos.

Entonces, ¿hacia dónde vamos?

La cátedra latinoamericana transmedia de Rosario(Argentina) nos da un pantallazo al presente del periodismo que se ejemplificó en este artículo. Se constituye como un espacio de referencia para la reflexión de los espacios que ocupan los nuevos agentes en el ecosistema mediático.

Uno de sus proyectos de la cátedra, por ejemplo, abarca a la trata de personas y nos permite identificar los componentes antes explayados. En principio posee un mapa colaborativo cuya permanente actualización presenta una serie de datos georreferenciados, organizados en distintas categorías. Esto nos permite ver en tiempo real los sucesos y además, incluye a los usuarios a participar activamente.

La multiplicidad de canales se ve también en la invención de un microformato televisivo de corta duración que muestra a las víctimas en cuestión, dando información sobre su experiencia y permitiendo así un alcance mucho más abarcativo sobre un tema que está en constante cambio.

El mundo cambia de forma veloz y de manera constante. La era digital ha llegado para imponer condiciones en todos los campos de construcción de la información. El periodismo no es ajeno al cambio de estas dinámicas y que está cada vez más obligado, por estos cambios, a incorporar esta nuevas formas de desarrollo de contenido. Los usuarios, en tiempo real, con móviles listos para filmar la acción y reproducirla son una especie de «periodista-testigo». Un rol que hasta hace poco no estaba contemplado y que más allá de los resultados (siempre discutibles a nivel calidad) llegó para quedarse.

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