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2 de agosto de 2023    Post #8462
Las fake news, esa incómoda realidad

Las noticias falsas siempre han sido parte de la humanidad y de la comunicación. Hoy, en pleno auge, cada vez hay más herramientas que intervienen en su proceso de creación.

Las noticias falsas no son nuevas y eso que desde 1835 a la fecha ha corrido mucha agua bajo el río. Siempre han existido y tal vez siempre existan en un mundo que vive bajo un contexto informativo cada vez más volcado a maximizar la reacción y no tanto la reflexión sobre los hechos. Orson Wells tal vez se asombraría de lo que se ha logrado en la materia. La era digital y la irrupción de los medios digitales no han hecho más que catapultar las fake news, además de expandirlas en estos tiempos de lectura cada vez más cortos, borroneando de paso los límites siempre invisibles entre la verdad, lo verosímil, la mentira, la medias mentiras y la conjetura. Muy pocos usuarios centran su atención en si lo que leen es verdadero o no y la mayoría de las veces dan por sentado la verdad absoluta de lo publicado o dicho solo por afinidad con el medio o el periodista que reproduce la noticia.

Este blog ya ha tratado temas similares en: «Narrativas, medios y audiencia«

En medio de este río revuelto se hace cada vez más evidente la paradoja de una sociedad más informada que choca de frente y sin freno con una sociedad peor informada, y como si fuera poco, el condimento nada menor o central del continuo ataque desde todos los rincones a la credibilidad. Primero de los periodistas y luego de los medios. Sin credibilidad, se sabe, no hay nada en materia informativa.

Un pantallazo

Los principales creadores de fake news han sido históricamente los Estados, por la misma razón que han sido quienes se han encargado de controlar o cegar los canales que no interesaban a su mensaje. Del control a los medios al control del mensaje, las fake news benefician a quienes controlan (o intentan controlar) qué se puede decir, qué se puede leer y qué se puede hacer en contextos de irrupciones tecnológicas que no siempre se usan para beneficio de los sistemas democráticos, sino que muchas veces se usan para volverlas en contra de los propios ciudadanos. Y cada vez más parecen leer o informarse solo de aquello de lo que ya están convencidos que es verdad. ¿A un pasito milimétrico e invisible de naturalizar lo que imaginó George Orwell en 1984?

Aún así, con la desconfianza hacia los medios en alza constante, el rol de los medios sociales ha crecido y, sin una mínima valoración de calidad, las noticias falsas encuentran un auge nada saludable y donde parece que la confianza en las noticias no pasa ya por el buen o mal periodismo que se le entrega a la gente, sino que existe una nueva forma de informarse y un rechazo a los canales tradicionales que tanto se han alejado del público.

La difusión de imágenes ha sido una de las evoluciones tecnológicas que más han contribuído a la difusión de las fake news, al darles una apariencia de infalibilidad a la información. Los montajes siempre estuvieron al alcance de la mano humana y hoy nos encontramos ante una nueva realidad, la Inteligencia Artificial que es también capaz de reproducir imágenes cambiadas o incluso de crearlas.

Con mejor calidad, con más convencimiento y con un nuevo aura a la hora de informar. Se ha alterado claramente la percepción de la realidad sin previo aviso a quienes se exponen a ellas con clara intención de manipular las voluntades y no como mero recurso estético. Quién manipula usa la candidez como trampa. A continuación, algunos ejemplos de nuestro presente que ilustran el uso de la IA para perfeccionar hechos en imagenes que no son ciertas. La semejanza con la realidad es perturbadora y reafirma los conceptos antes dichos.

La principal diferencia hoy es que “ahora sí se puede hablar de instrumentos realmente masivos y de uso muy fácil”, explica Pablo Sapag y cuanta razón tiene. Éstas herramientas ya están al alcance de cualquiera. Las fake news continúan así una expansión notable en el tiempo de manera exponencial, poniéndonos una vez más ante el escenario de que todo dependerá de cómo y para qué se use un nuevo avance tecnológico. El martillo no es el culpable de que se use para matar gente en lugar de golpear clavos y mucho menos se eliminarán los asesinatos prohibiendo el uso del martillo.

Las fake news no nacen silvestres en la pradera informativa. Son creadas con la intención deliberada de desviar la atención, manipular, modificar el debate de interés público o para generar tráfico masivo. Aunque no son algo del presente, hoy estamos ante el punto más álgido en la creación de las noticias falsas. La hiperconectividad, la masificación de herramientas de edición y producción de contenidos en línea, la caída en la credibilidad (por propia impericia y por deliberados ataques externos de todo tipo) de los medios tradicionales, están haciendo de ésta realidad una dinámica de velocidad exponencial que parece complejo detener. Con el riesgo altísimo de hacerlo afectando la libertad de expresión y publicación

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