Hay dimensiones comunicacionales que no se pueden perder de vista. Las marcas, edificadas en valores, muchas veces no son algo circustancial para las audiencias. La marca como construcción temporal se cargada de sentido y significación con el tiempo. Su vínculo y valor emocional con las audiencias es la variable de su dimensión y valor económico a futuro. Éste blog ya ha tratado temas similares en: Lecturas, formatos y audiencias.
Valor de marca
En una construcción diaria, tanto lo simbólico como lo estratégico tienen sus bases en lo emocional y también en lo social. Para lograr transformar en valor determinados atributos desde lo intangible, la marca tiene que generar credibilidad y confianza. Entre el online y el offline, como espejos enfrentados, la marca termina por multiplicar al infinito su valor. Sin emoción no hay nada, o más, sin vínculo emocional directo con las audiencias, no hay marca.
Facebook, por ejemplo, sigue siendo hoy el medio social más usado en el mundo, después de más de diez años de su invención, en parte por ser pionero en su rubro, pero también por estar en el lugar correcto y en el momento indicado. De hecho, su número de usuarios activos se duplicó en los últimos cinco años. El siguiente gráfico (2023) es cortesía de Statista y expresa usuarios en millones.
Marcas desconectadas
Hoy, el auge de internet y la hiperconectividad han hecho que las marcas que solo se enfocan en el offline pierdan visibilidad en determinados segmentos de audiencias. La vida en línea se ha complementado tanto a nuestros consumos, nuestro ocio que las marcas han migrado de los anuncios en la calle a los anuncios dentro de los ordenadores y teléfonos móviles. Como bien explicaba Enrique Dans: «Lo normal es que Internet complemente nuestra vida, no la sustituya.«
La fidelidad a las marcas hoy tiene su ancla en el espacio mediático de internet y los medios sociales, pero aún así la credibilidad sigue siendo fundamental para que éstas desarrollen todo su potencial. Las audiencias creen en las marcas y en la ilusión, la emoción o la promesa que ofrecen pero si éstas no se cumplen, no habrá recorrido alguno por hacer. Nuestros vínculos con la audiencia han cambiado de manera voraz tanto como cambia el mundo y hoy nadie se conecta como hace diez años atrás. Las marcas no están (ni estarán) exentos de ésta dinámica.