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29 de marzo de 2022    Post #3533
Amor de marcas

Las «lovemarks» generan un compromiso intenso entre la marca y sus clientes. La experiencia como soporte de la fidelidad, primer paso para construir una marca adorada.

Colaboración y redacción original: Lorenzo Fino

Si hablamos de construcción de marcas, entendemos que el compromiso de cada una de ellas con el misterio, la sensualidad, la intimidad y la fidelidad serán pilares fundamentales para además, construir una narrativa sólida, humana y sobre todo con la promesa que toda marca es en una en sí misma. Así conseguiremos un consumidor emocionado y sobre todo enamorado, no sólo de la marca sino de la experiencia que ésta logre edificar.

Esta expectativa real se generará, entonces, en el sentido de pertenencia a un colectivo que las personas van creando y que las une en ese ideario común y que es además, un activo intangible de la marca. Allí su valor a futuro y su fortaleza. De esta forma, en la experiencia totalizadora, tanto el amor como la marca estarán relacionados de manera directa y emocional.

¿Qué hay detrás de cada historia?

Kevin Roberts, el creador del concepto de «lovemarks», postula sin medias tintas: «Lo que mueve a los seres humanos es la emoción, no la razón».. Generar reciprocidad entre nosotros, el producto y el mercado potencial, logrará que con valores universales la marca construya una lealtad potente, duradera y que incluso pueda trascender a generaciones gracias a la emoción. La diferenciación ya no es sólo un postulado básico del mercadeo tradicional, sino que es el motor que impulsa a la marca a conquistar corazones además de cerebros.

La mayoría de las personas tenemos historias cotidianas adheridas a los recuerdos. Son parte de nuestra personal visión del mundo, de nuestro recorrido como ciudadanos en un contexto complejo, de nuestra forma de relacionarnos con el pasado, el presente y con la expectativa que tenemos del futuro. Ver reflejados esas historias y que una marca la represente y plasme en su narrativa potencia siempre la identidad y la identificación que conectará todas las partes (recuerdo – emoción – tiempo) en esa narrativa.

Somos animales sociales, emocionales, intuitivos además de pensantes. Los vínculos emocionales son los que generarán la experiencia de marca y esta va más allá de la razón por la cual compramos y consumimos un producto y/o un servicio. Detrás de cada «lovemark» hay miles de historias anónimas que representan a miles de personas y que la marca aglutina y expone.

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