Y el fantasmita ahora se llama Snap. A secas y, de paso, da un salto de la virtualidad a la realidad gracias a los anteojos llamados Spectacles para que pequeños vídeos de 10 segundos sean compartidos en la ex Snapchat. Un cambio radical, audaz, experimental.
Vamos directo a los datos: el 41% de los jóvenes norteamericanos de entre 18 y 34 años utilizan Snapchat (o ahora Snap) y producen alrededor de 10 billones de pequeños vídeos al día y que a su vez ven un promedio de diez mil millones de vídeos la día. Estos datos fueron relevados por Nielsen y publicados por Snapchat. Abruman. Es una inimaginable avalancha de producción de vídeos efímeros que en su mayoría llegan a publicarse apenas unas horas en la ex Snapchat. El contenido es la audiencia. Este elogio a la brevedad ha provocado una nueva narrativa visual gracias a permitirle a nuevas generaciones digitales estar lejos del fisgoneo de padres y adultos como sucede en Facebook por ejemplo. Una hiper comunidad global que ahora tendrá delante de sus ojos la posibilidad de grabar sus experiencias casi como las han visto sin la necesidad de usar el celular y sin tener que atarse a los formatos de vídeos que aún tienen el lastre de la era analógica y, sobre todo, con las manos libres y los ojos bien abiertos detrás de unos coloridos anteojos con una diminuta cámara de vídeo incrustada.
Más allá del derrotero que puedan tener los Specacles y Snap en este cambio de modelo, no quedan dudas que se abren nuevas posibilidades de relacionamiento para una generación que adoptó a Snapchat como su red social para ingresar al mundo digital, que se están generando nuevas percepciones y se abren nuevas formas de contar historias aunque sean de apenas de 10 segundos. Evidencias fuertes de que la virtualidad es parte de la realidad mientras se impone otro desafío abierto a esta experimentación a la que se lanza Snap: habrá como ver como evoluciona todo esto y, sobre todo, como los usuarios adoptan en su vida diaria el uso de estos anteojos y que por otro lado abre una ventana, y al mismo tiempo un muro, a la publicidad impidiéndole romper una experiencia entre la realidad y la virtualidad. Es más que prematuro aventurar cuál será el derrotero de esta innovación, pero eso será sólo una anécdota en la historia. Lo importante será en todo caso, lo que pueda empezar a desarrollarse de ahora en más.