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17 de agosto de 2016    Post #969
Pulsar, enlazar, fragmentar

La red de redes redefinió muchas cosas. La hiperlocalidad entre otras. Las audiencias se transforman en contenido. La economía del enlace, la atención y el hipervínculo; bases de lo mucho que viene. Enlaces, enlaces y más enlaces. La economía del enlace, del compartir y de la atención no se detiene. Pulsar sobre un vínculo es […]

La red de redes redefinió muchas cosas. La hiperlocalidad entre otras. Las audiencias se transforman en contenido. La economía del enlace, la atención y el hipervínculo; bases de lo mucho que viene.


Enlaces, enlaces y más enlaces. La economía del enlace, del compartir y de la atención no se detiene. Pulsar sobre un vínculo es algo más que sólo ir a una página digital o de vincular un contenido con otro. Es algo más que ampliar hasta la estratosfera la posibilidad de potenciar la documentación, la contextualización y la conversación digital hasta que nos cansemos de pulsar enlaces.

Un enlace pulsado es la huella imborrable del usuario. Pulso, luego existo. Los dispositivos móviles (hijos de la revolución digital) con sus interfaces intuitivas no hacen más que potenciar la economía del pulsar transformando, en ese pequeño acto, a las audiencias en contenido. La economía del pulsar es la base de la economía de la atención. «La lucha diaria es por la atención de las audiencias. Tanto que pasó ser el botín de guerra más preciado en Internet», la definición del economista sueco Umair Haque es contundente. Más aún en un contexto en el que la abundancia de información da lugar a la pobreza en la atención. Paradojas de la abundancia y la escasez.

En esta transformación que se gestando con la vorágine digital de la economía del enlace, la hiperlocalidad, por ejemplo, dejó de ser un concepto delimitado sólo por el eje cartesiano de la geografía y pasó a ser un eje mucho más amplio: la proximidad por intereses comunes, por afinidades o por temas y no tanto por la geografía de las noticias. Las noticias son el insumo básico (commodity) que la propia red de redes cristalizó gracias a la posibilidad de publicar aquí y ahora, ya mismo aquello que está pasando.

La megadigitalización de la mayoría de los procesos comunicacionales en esta era postindustrial, provocó un aumento exponencial de datos, cifras y accesos mientras que al mismo tiempo se distribuye todo ese contenido provocando también un crecimiento exponencial de la tarea de asimilarlos, clasificarlos, seleccionarlos y hasta compararlos. La atención de las audiencias es uno de los bienes más escasos y de mayor valor que los medios de comunicación tratan de captar. La falta de atención aparece entonces como un costo real y concreto al no tener audiencias dedicadas o cautivas de una sola plataforma o soporte.

En esta tarea de captar la atención de las audiencias, la proximidad temática es lo que le ha dado un nuevo significado y valor a la hiperlocalidad. La posición geográfica de la narrativa del contenido queda borroneada frente a una audiencia que no ve un límite geográfico preciso en el acceso a los contenidos en internet. De este modo Facebook puede ser tan hiperlocal o tan «hypermío» como puede serlo la edición digital del diario inglés The Guardian si los contenidos, volcados a una plataforma digital, se aproximan a mi visión del mundo, a mis intereses o incluso a mis anhelos universalizando lo local y localizando lo universal. Glocalidad lo llanan algunos.

El acceso a los contenidos digitales se transformó en una experiencia que hoy tiene que ver con una relación de multiplicidad de sentidos y efectos, con la posibilidad de compartirlo, co-elaborarlo, co-distribuirlo, co-editarlo y con la ubicuidad del contenido. La fragmentación de la información, al contrario de lo que muchas veces se argumenta, es lo que paso a paso va dándole forma a la información y a nuestra compresión de un hecho determinado. La información fluye como un río y a medida que va pasando por nuestros sentidos, desde un alerta de celular a la impresión de un ejemplar de periódico, ese fluir, es lo que completa nuestra comprensión de un hecho. La fragmentación informativa no es un efecto de la era digital, es su razón de ser.

Fuente:

Economía de la atención, garciamedia.com.ar

El Big data y las audiencias del futuro (Traducción en español), garciamedia.com.ar

La economía de la atención, sociologiayredessociales.com

Javier Velilla, javiervelilla.es

The Attention Economy: The Natural Economy of the Net, well.com


 

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