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1 de marzo de 2010    Post #1132
Oportunidades

Muchas veces para adaptarse a las nuevas necesidades de los lectores, se empieza por el camino que, a simple vista, se visualiza como el más cómodo: rediseñar el periódico. (El artículo original fue publicado en 2007 en varias revistas de medios impresas) Estamos entrando en una era de cambios profundos que obligan a pensar más […]

Muchas veces para adaptarse a las nuevas necesidades de los lectores, se empieza por el camino que, a simple vista, se visualiza como el más cómodo: rediseñar el periódico.


(El artículo original fue publicado en 2007 en varias revistas de medios impresas)

Estamos entrando en una era de cambios profundos que obligan a pensar más allá de tipografías, colores y arquitecturas de páginas. Según datos de un estudio de Nielsen / NetRatings realizado sobre usuarios y lectores norteamericanos, el 21% de los usuarios de Internet la utilizan para informarse las versiones en línea de los periódicos. El 72 % sigue leyendo las ediciones impresas. El restante siete por ciento reparte su tiempo entre ambas ediciones. Sin pretender hacer proyecciones al resto del mundo, es más que claro que las audiencias han cambiado sus hábitos en lo que se refiere a informarse. En este contexto, ¿Alcanza con rediseñar un periódico como lo venimos haciendo tradicionalmente?, ¿Con el avance de las bitácoras (blogs), de los foros y grupos de discusión y redes sociales, es válido seguir pensando en que los lectores / usuarios son pasivos receptores?, ¿O han pasado a ser fuentes y emisores?

Creer en la información y tener vocación de servir a la comunidad en la que un periódico circula siguen siendo, o deberían ser, los grandes valores que sirvan de base para repensar un periódico y dar un paso más allá que un simple rediseño. Y ese paso se llama innovar, palabra muy fácil de pronunciar, difícil de poner en práctica. Todo decálogo sobre la innovación resulta absurdo y el sólo hecho de intentar realizar uno, denigra el concepto. Pero aún a costa de caer en esta trampa, un buen camino para empezar a (re)pensar una publicación y dotarla de nuevas ideas es poner en tela de juicio los paradigmas que se han creado alrededor de ella.

Si resisten el embate de las ideas son activos editoriales a preservar y potenciar. Vincular las ediciones en línea e impresas, más allá del recontra sabido y visto “más información en”, es una manera de ampliar la oferta informativa que en el papel no se puden publicar, potenciando géneros como los gráficos infográficos animados (género en donde la infografía puede recuperar su brillo y esencia), sonido, vídeo, publicar galerías de imágenes o ampliar la base documental al lector, son una oportunidad informativa que un rediseño no puede dejar de lado ni darse el lujo de ignorar.

La relación que existe hoy en día entre las plataformas de contenidos es una invitable realidad que, con el paso del tiempo, se convertirá en la nueva geografía mediática en la cual los soportes se multiplicarán al mismo tiempo que la información se publicará y con un detalle importante: mientras se aprende cuáles son las ventajas de cada uno de esos nuevos medios, vamos publicando en ellos. Un aprendisaje en línea y de línea contínua y sinuosa. El diseño está ubicado en el centro de la escena y se está transformando en una actividad, simpre lo fue en realidad, cada vez más multi e interdisciplinaria. Los años del diseñador inspirado por las musas celestiales (que es un gran mito y una linda fábula), solitario y teniendo poca o nula relación con otras actvidades que se cruzan en un trabajo, no existe más ni siquiera en el mito o la fábula. Hoy el diseño como actividad proyectista es un trabajo en equipo interdisciplinario, con una visión de 180 grados y cada vez más interelacionada con el contenido y con la experiencia que tenga o el elctor o el usuario. Algunos le llaman usabilidad, otros les llamamos, pensar en el lector, usuario, audiencia, mercado, gente o como cada uno quiera decirle.


 

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