La rebelión de las masas y el grito en el cielo se hizo sentir en el universo Twitter donde los cambios de relevancia por cronología no gustaron ni medio en el reino de la última hora (#RIPTwitter)
Twitter podía/puede presumir de haber coagulando la noción del tiempo con su cronológico orden de la última hora y al mismo tiempo de haber acelerado, tal vez para siempre, la velocidad de transmisión de noticias. La brevedad manda en 140 caracteres y allí nos subimos todos. Menudo cambio en el bioritmo informativo que provocó una nueva forma de distribuir enlaces y hasta una Primavera Árabe se nos coló en el medio en esto de darle voz a todos aquellos que teníamos algo que decir, compartir o señalar.
Y los vientos parecen soplarle de frente a Twitter que no sólo muestra un estancamiento en su crecimiento de usuarios sino que sufrió una caída de 307 a 305 millones de usuarios activos acompañado además, por un descenso en el precio de las acciones y sus ingresos. Y las alarmas se encendieron. Tal vez el crecimiento en usuarios de Twitter desde su lanzamiento pueda explicarse más por aquello de que todos están allí y por una exploración novedosa para sumar una voz a la conversación horizontal y global, que por alguna otra variable. Sobre todo cuando y en tanto como herramienta no se autoexplica en su utilidad y esto se convierte en una barrera de entrada para usuarios nuevos que no le encuentran mucho atractivo a simple vista. Una barrera de entrada que le está costándole caro a la hora de crecer y en el contexto en que empieza a verse un cambio en la utilización de redes sociales, puede ser un golpe mortal. No se discute el valor que tiene Twitter como herramienta para los que la usan sean usuarios o empresa, sino que la proyección de ese valor y utilidad no parece ir más allá de ese grupo por mayoritario que sea y se le hace cuesta arriba a la hora de incorporar nuevos usuarios que ven un valor en el relacionamiento más que en el hecho puntual de compartir enlaces e ideas en 140 caracteres.
A una herramienta en línea o red social la terminan definiendo el rol que ocupa en determinado momento y la que le dan los propios usuarios con su uso y no tanto la empresa que la gestiona. Por otro lado Twitter tiene tantos «times lines» como usuarios que se autoalimentan entre sí y que la utilizan en función de las limitaciones que ofrece y que son varias, sobre todo la gestión de esos «time lines» que no son personalizables para recibir la información que uno quiere por ejemplo cuando conecta Twitter a su teléfono celular y que termina invadiendo con información poco interesante o que no sabemos como nos llegó.
Tal vez todo esto y también la poca tolerancia al cambio que se visualiza en los usuarios de redes sociales o de herramientas en línea cada vez que se hace alguna modificación, son los que provocaron un rechazo tan grande al cambio en el time line donde Twitter propone modificar orden cronológico por relevancia. Un cambio que podría ayudar, si lo miramos bien, a despejar la sensación de invasión y empezar a reforzar una de las mayores fortalezas que tiene Twitter y que es la distribución de contenidos, aunque le faltaría tener además un modelo de negocio claro y que las nuevas funcionalidades nazcan más por el uso que le van dando los usuarios y que incluso van más allá de las visiones o pensamientos que los propios creadores no tuvieron en cuenta.