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4 de septiembre de 2025    Post #10479
Más perspectivas sobre la IA

En el mar de los algoritmos hay una barrera invisible que se impone como única mirada canónica sobre cualquier tema, y en la que la IA no parece estar exenta de esta carrera por la imposición del absolutismo.

En un artículo anterior, varios profesionales compartieron su visión sobre cómo impactó la IA en su trabajo del día a día y permitió ampliar la mirada sobre el valor de este avance tecnológico que, sin dudas, no solo es inexorable en su desarrollo, sino que estamos construyendo hoy las posibilidades —al menos— de lo que puede ser en un mañana tal vez muy próximo.

Al mismo tiempo, en los medios sociales hay una especie de baile sincronizado. Un destello danzante cuyo ritmo lo marcan los algoritmos, y si hay que darle una idea visual que permita graficarlo, sería como el movimiento que hacen los peces al moverse en el agua. El cardumen tiene la característica de que ese movimiento, a la misma velocidad y dirección, es una forma de protegerse. Esa es una danza natural; la de los algoritmos no lo es. Más aún, sabiendo que, cuando los humanos nos movemos en manada (o cardumen, para seguir con la idea), no solemos hacer cosas interesantes: «cuando todos piensan igual, nadie está pensando». Las palabras del pensador norteamericano Walter Lippmann resultan adecuadas a este contexto de danzantes algoritmos homogenizantes. Para intentar romper esa barrera invisible, le pregunté a otros tres profesionales, en este caso de la publicidad, el diseño tipográfico y el periodismo, sobre el impacto de la IA en su desarrollo profesional del día a día. Las preguntas fueron las mismas que les había formulado a otros profresionales en mi artículo anterior sobre el impacto de la IA:

RESPUESTAS

    «Como muchos otros, utilizo la IA junto con herramientas más tradicionales, a menudo con la misma naturalidad con la que uso Google. El mayor cambio para mí ha sido mi disposición a experimentar con ella. Utilizo la IA para generar ideas sobre diferentes enfoques, probar ideas antes de comprometerme con una dirección y representar conceptos visuales para ayudar a mi equipo a presentar proyectos a compañeros que quizás no se sientan tan cómodos imaginando ideas de forma abstracta. Para mí, la IA es principalmente una herramienta exploratoria. Nunca confío en ella para obtener respuestas definitivas, porque he visto demasiadas alucinaciones y pequeños errores factuales expresados ​​con extrema confianza. Esos momentos pueden ser entretenidos, especialmente cuando la IA se resiste a ser corregida, pero también son recordatorios aleccionadores de por qué el juicio humano es esencial. Siempre verifico y valido todo yo mismo».


    «Me resulta importante comentar que aunque nos ha generado cierta incertidumbre respecto a la enorme tendencia por la IA, en mi área la hemos capitalizado en su rapidez al realizar ejecuciones gráficas, bajo un concepto rector creado por nosotros. Es decir, hemos adaptado a la inteligencia artificial como redactores creativos (copys) y nosotros como los Directores Creativos; añadiendo su facilidad de investigación y administración del departamento».


    «Siento que aún no puedo responder de un modo definitivo. Estamos atravesando un proceso de descubrimiento y aprendiendo a conocer la herramienta. El avance de la IA afectará de distinta manera mi desempeño como profesor o como diseñador. Tendremos que procesar toda la información que estamos reuniendo. Dado que gran parte de la información sobre la tipografía aún no está «en línea» es relativamente fácil detectar productos textuales producidos con IA».


    «Totalmente. La IA me ha hecho más rápido y me ha permitido concentrarme menos en los detalles, lo que me permite centrarme en estrategias y conceptos más amplios. He aprendido a tratarla como un copiloto inteligente: útil para gestionar tareas más pequeñas y guiarme en nuevas direcciones, pero nunca algo en lo que confiaría por encima de mi propia experiencia e instintos. A menudo pienso en la analogía de Mario García sobre la IA como una grúa: te permite levantar cargas más grandes y complejas, pero sigues siendo quien opera la maquinaria y toma las decisiones. Así es como la veo en mi trabajo: una herramienta poderosa que amplía lo posible, pero que aún requiere criterio humano, creatividad y responsabilidad».


    «En la referente a la tu segunda pregunta, mi respuesta sensata es que sí nos ha aportado un amplio valor y productividad. Porque obviamente, y tú lo sabes muy bien, nuestro trabajo requiere del peloteo (lluvia de ideas), para obtener diferentes perspectivas sobre un mismo tema. Es decir, siendo pragmáticos la IA representa “otro camino” a una ruta generada por nosotros».


    «Nuevamente: me resulta difícil concluir algo en medio de un proceso que está en pleno desarrollo, pero estoy convencido de que puede ayudar a aportar valor en los productos y servicios que ofrecemos».


    La diversidad de ideas y pensamientos nos hace libres. Primero, de nuestras propias conjeturas y supersticiones; luego, nos libera de la presunción del monolítico encanto de las ideas canónicas, expresadas bajo el manto áureo de la supuesta totalidad indiscutible. Gran contradicción insalvable: las ideas, por definición, son para debatir, compartir y contradecir. Aún más cuando hablamos de comunicación, diseño o periodismo. Desde mi perspectiva, la IA traerá grandes avances, complicaciones y nuevas formas de hacer lo que hacíamos hasta ayer nomás. Solo me pregunto si, cuando se descubrió el fuego o se inventó la rueda, estábamos ante la misma disyuntiva y ante el dilema de que lo importante no es tanto la herramienta, sino cómo las usemos y para qué.

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