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8 de noviembre de 2015    Post #94
La virtualidad real

A veces la virtualidad es la realidad. El filósofo y adelantado francés Jean Baudrillard tenía algunas sospechas al resepcto. The New York Times junto a Google dan rienda suelta a las nuevas narrativas transmedia con The Displaced usando la realidad virtual.  – Maestro Borges, ¿Qué es la realidad? – ¿Cuál, la suya o la mía? …. […]

A veces la virtualidad es la realidad. El filósofo y adelantado francés Jean Baudrillard tenía algunas sospechas al resepcto. The New York Times junto a Google dan rienda suelta a las nuevas narrativas transmedia con The Displaced usando la realidad virtual.


 – Maestro Borges, ¿Qué es la realidad?

– ¿Cuál, la suya o la mía? ….

Alguna vez escribí por ahí que Borges disparaba su inteligencia a quemaropa parapetado detrás del humor. Ante la pregunta de un periodista no dudó en sacarla a flor de piel. La realidad tiene miles de arista y formas de verse. Incontables ángulos y posiciones desde las cuales pararse a mirar. Y el truco es ese, mirar. Y mirar lo que uno asume como realidad o parte de ella para poder pensarla, repensarla, cambiarla o dejarla como está. Uno decide pues, que hacer con eso que llamamos realidad.

Las nuevas narrativas visuales y transmedias combinadas permiten ir más allá del límite que impone un determinado soporte. The New York Times en colaboración con Google aprovecha la realidad virtual para acercar a sus lectores una realidad lejana y compleja de contar sólo con palabras. The Displaced es un documental sobre los niños refugiados y víctimas de la guerra en diferentes países y muestra simbolizado en tres niños a los 30 millones que han tenido que salir de sus casas y desplazarse hacia lugares lejanos. Aquí la versión web (The Dipslaced). Lo real incrustado en lo virtual, el papel y lo digital. Combinación potente para una idea simple: contar historias.

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Foto cortesía de Mario García

Y así la realidad puede pensarse algo tornazolada. Vaporosa. El límite entre lo real y lo virtual, lo aparente, simbólico o de la mera representación, está borroneado. Siendo aún más ecéptico, no existe. Volviendo a Borges y su cuento Aleph: el pasado, presente y futuro de la vida se condensa en un sólo punto del universo, en este caso, comunicacional y el contenido multimedia comunica una experiencia que se convierte en la gran experiencia. Todas las realidades, todas. Capturadas. Empacadas. Imágenes donde pocas veces hay algo que ver. Pero en el caso del documental The Dipslaced hay mucho que ver, entender y comprender. En esta yustaposición de virtualidad real y realidad virtual, obliga a pensar y producir contenidos, y también a pensar el diseño de la información y el editorial, enfocados en la experiencia y necesidades del usuario/lector y no tanto en los dispositivos. De esta manera el mensaje trasnciende a la plataforma, canal o medio. La intoxicación de exceso de información por la avalancha incontenible de estímulos diarios limita la capacidad de comprender.

No es nada sencillo procesar información. Debe haber un conocimiento previo que permite dominar el torbellino informativo para poder extraer lo valioso de aquello que no pasa de una conjetura o dudosa probabilidad y por supuesto de aquello que es falso. En la era del fin de las audiencias de masas y en el nacimiento de la internet de las cosas donde todo estará conectado a la red de redes, la virtualidad es parte de nuestra realidad y la realidad necesita la virtualidad para explicarse. Tal vez no sea un oxímoron, o casi, o lo parezca, pero son parte de este tiempo. El mismo tiempo. Paradojas borgueanas.


::: Fuentes: nytimes.com, paradigmas.mx, alfonscornella.com, politologoenred.blogspot.com.ar, lanacion.com.ar, itesm.mx, cultura.elpais.com, cisco.com


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