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28 de julio de 2025    Post #10330
La IA potencia la IN (o debería hacerlo)

Hay inteligencias que se suman. Inteligencias que se potencian. Evitar restar ni sobreponderar es la tarea más compleja.

La IN (inteligencia natural) debe alimentrse siempre, y la IA (inteligencia artificial) puede ser un buen combustible si -como toda herramienta- la sabes usar a tu favor. Sobre todo si se da un paso y se supera la «resistencia aerodinámica cultural» del miedo al reemplazo y a cualquier otra voz, siempre apocalíptica, que se nos cruce por ahí. En general, se reemplaza aquello que no agrega valor, que no aporta nada o sobra sin que un proceso o una estructura se vea afectada por ello. O se reemplaza aquello que no se quiere hacer más y es muy costoso seguir haciéndolo como siempre se ha hecho y que hoy resulta ineficiente o poco confiable. En síntesis, se remplaza una tarea, un mecanismo repetitivo e ineficiente y, cuando esto ocurre, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿Y ahora qué hacemos con este tiempo productivo que hemos liberado?

La insertidumbre es inherente al futuro; la nostalgia, al pasado. La disrupción es la danza en la que estamos -y tendríamos que danzar- aunque en realidad lo venimos haciendo desde que descubrimos el fuego, que la sal y el frío permite conservar mejor los alimentos y así al infinito. Cada avance tecnológico tiene sus bemoles, lo sabemos; por ende uno debe decidir que «veneno» nos hace menos daño: si seguir anclado haciendo lo mismo en un pasado que tarde o temprano desaparecerá o asumir el reto de liderar el cambio con la incertidumbre -siempre algo molesta- como compañera de viaje.

Cruzar una refinería de petróleo con una atorcha encendida en la mano y no volar por los aires, no quita que eres un tonto (por ser educado). Si usas la IA sin alimentar tu IN pues ya conoces la respuesta al final de la oración anterior. En ese caso, el reemplazo será más pronto de lo que tardas en respirar. Al diseñar, no inicio una idea con la IA como ayudante simplificador de tareas, si antes no la puedo explicar y simplificar con un lápiz en una hoja de papel en blanco. Después de todo, si no tienes un mínimo plan ni la más sofisticada tecnología te podrá ayudar. Es bueno recordar que en el error hay más información que en el acierto y que, por otro lado, siempre lo explicamos y justificamos luego de llegar a él; sospecho que muchas veces fue de pura «suerte». En cambio ante el error, sacamos conclusiones desmenusándolo y tratando de entender que pasó, que hicimos mal y nos permita volver a empezar y avanzar usando ambas inteligencias con espíritu crítico y me pregunto: ¿Las instituciones educativas han permitido crear ese espíritu? Desde que de niño nos dijeron que debíamos pintar sin salirnos de la línea negra del contorno, estoy convencido que no ha sido así.

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