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12 de abril de 2023    Post #7531
El uso de la IA, otra era de excesos comienza

Y si, otro artículo sobre IA. Mejor tomarlo con un poco de humor y reflexión ante tanta vorágine sobre esta dimensión del mundo tecnológico que nos rodea.

Cada tanto las disrupciones tecnológicas aceleran los tiempos. Está muy bien. No sería una disrupción si esto no ocurriera. Ahora bien, la ¿novedad? de la posibilidad de usar AI (el ahora famoso y nueva especie de estrella de rock llamado a ChatGtp) está saturándolo todo como si fuera una luz incandescente divina que nos llevaría a un nirvana nunca visto o a la destrucción total de la humanidad. Demasiado binario, demasiada dimensión humana para tanta artificialidad.

Por eso y como dice el chiste que inspiró a este texto, creo que debemos preocuparnos por el retroceso de la inteligencia natural (y esto no sería solo un chiste sino una cruel realidad), más que por el avance ine-vi-ta-ble e in-sos-la-ya-ble de la inteligencia artificial. Agregaría que en lo personal me preocuparía y saldría corriendo cuando hablemos de inteligencia emocional artificial. Cuando tal vez llegue ese día, corre Forest corre. Si ese día llega, la genial distopía de Black Mirror se convertirá en una novela aburrida y de baja calidad.

En el libro im-per-di-ble del pensador israelí Yuval Noah Harari, 21 lecciones para el siglo XXI, en varios pasajes apunta en la misma dirección sobre el uso de la AI y la emoción pero además hace foco en un punto importante, en como nos observan los macrodatos y la parafernalia tecnológica que hemos creado como sociedad global. Sí, todos de un modo u otro hemos participado en esta creación y desde hace mínimo, 30 años. Ésta revolución en marcha de la inteligencia artificial no debería sorprendernos en lo absoluto. Hemos sido durante años «promptings» que no son más que unos comandos de lenguaje natural para interactuar de manera bastante básica y rústica con otros modelos de lenguaje en un chat para pedir una pizza o solicitar que bloqueen nuestra tarjeta de crédito ante un robo. No debería ni siquiera hacernos pestañar que ahora la IA nos responda en nanosegundos preguntas difíciles o que escapan a nuestra capacidad de respuesta a esa velocidad. No es hoy sino ayer que pasó todo esto en lo que estamos.

¿Reemplazará la IA a los humanos en cualquier tarea o trabajo? Ni la más mínima idea. Ni siquiera me provoca una reacción el pensar que sí puede hacerlo incluso si pienso en que me puede reemplazar a mí. Si asumes al mundo con un sentimiento profundo de libertad, haces foco en que las oportunidades son casi infinitas de desarrollo a nivel personal, de verdad no importa mucho que la IA tal vez pueda llegar a reemplazarme porque siempre recuerdo que un día mi madre me enseñó a dar mis pequeños pasos temblorosos y que seguro me colmaron de miedo al saber que empezaba a enfrentarme a la hermosa sensación de caminar con autonomía (intuyo porque no lo recuerdo que ese día estaría escuchando a The Beatles y que gracias a mi madre fue una de las bandas de sonido de mi infancia) y que, con caídas y seguro con algún duro golpe, aquí estoy caminando al igual que todos los seres humanos del mundo. Creo que esto ninguna IA lo sabe ni siente. Nunca tendrá la posibilidad de recordarlo. Nunca tuvo una mano real, rugosa y suave, que le enseñó a caminar y a ser libre.

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