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10 de octubre de 2018    Post #2095
Design Thinking y la generación de valor

La búsqueda de soluciones de diseño centradas en las personas o en los usuarios, requiere de un enfoque preciso que combine lo tecnológicamente factible con lo comercialmente viable.

Cuando un concepto se masifica y se logra un consenso sobre el mismo muchas veces se apela a simplificaciones que, casi siempre, debilitan el concepto original y de alguna manera lo desvirtuan. De un día para el otro todo es design thinking o todo se puede crear con design thinking, algo parecido ocurre con la neurociencia. De repente todo es neuroalgo.

Para dejar claro la idea: no estoy en contra del design thinking, todo lo contrario. Es, sin dudas, una estrategia potentísima que se puede/debe usar para el desarrollo de productos que tomen al diseño como su base constructiva. Diseño en un amplio sentido, no sólo referido a los aspectos gráficos, sino también de funcionalidad, de experiencia, de organización de la información, de estructura, incluso de recursos o de tecnología.

Lo más importante de un proceso de creación o de innovación basado en el design thinking es que no se puede perder el foco central del objetivo primordial: la creación de valor. Crear valor para las personas, es crear valor económico. El design thinking está basado en las personas, no en los dispositivos y se crea valor cuando se intenta alinear al máximo las necesidades de los usuarios con las posibilidades tecnológicas que, de alguna manera, ya están presentes en el entorno cultural pero van quedando obsoletas en cuanto producto. No en cuanto funcionalidad. Ejemplo: la vieja agenda de papel o incluso la mayoría de los elementos que teníamos en nuestro escritorio de trabajo, hoy los tenemos en nuestro teléfono móvil. Y no se debe perder de vista que todo esto terminará creando valor si además de alinear las necesidades de los usuarios con la tecnología que lo haga posible, también tiene bases sólidas, razonables y viables para el desarrollo de una estrategia comercial o empresarial.

La naturaleza cambiante del diseño, como una profesión proyectual y comunicativa, sigue siendo fundamental. Sin ese cambio constante, escencial e imprescindible, estaríamos hablando de otra cosa, no de design thinking. No sería disruptivo el diseño. Sería algo parecido al paisaje que ya se conoce de memoria. No todo es design thinking en cuanto proceso. Hay condimentos importantes que deben estar presentes para lograr la creación de valor, entendiendo a este como la materialización ineludible de las ideas para que no sean sólo un ejercicio filosófico, muchas veces saludable y necesario, pero que sólo se queda en un ejercicio sin mayor utilidad que la de satisfacer el ego del diseñador.

Puntos importantes de un proceso de design thinking:
1. Escuchar, escuchar y escuchar a los usuarios e ir más allá, ponerse en sus zapatos. Todos somos usuarios en algún momento del día. Por eso no hay azar en este punto del proceso, hay sistematicidad. El azar, lo imprevisible, lo creativo, vendrá después.
2. Centrarse en las personas, en el usuario final. Muchas veces no somos el usuario final de aquello que estamos diseñando o no lo usamos tanto en nuestra vida diaria. Por eso centrarse en el usuario e incluso convertirse en el usuario de ser necesario. La retroalimentación entre usuario final y desarrolladores, es de vital importancia.
3. Los prototipos de las ideas que resultan más viables, son un banco de prueba que permite la retroalimetación y el acercamiento a la solución más alineada con las necesidades del usuario y la viabilidad tecnológica. Deben producir resultados prácticos tangibles. Mover un post-it amarillo de un lado al otro, no es un resultado práctico ni se está avanzando en el proceso. Prototipos para hacer, aprender, equivocarse y volver a hacer.
4. Aprender de los errores y tomar riesgos. Dos conceptos importantes del proceso. No se puede obtener algo diferente por el mismo camino de siempre y buscar alinear necesidades del usuario implica asumir riesgos en la interacción con ellos ya que esa interacción viene asociada de manera indivisible con la experimentación en la búsqueda de la mejor solución posible.
5. Planificar está muy bien, hacer es aún mejor. El exceso de planificación puede matar el proceso que debe dar como resultado una solución a las necesidades de los usuarios. Planificar, definir y luego crear, testear, evaluar, volver a crear y evaluar, adecuar y lanzar.
6. Para logar la mejor solución posible a las necesidades de los usuarios y encontrar la viabilidad técnológica y económica del proyecto, es importante crear, – para asegrurar la interacción entre usuarios/desarrolladores – equipos multidisciplinarios, fomentar el trabajo colaborativo con espacios de trabajo flexibles y contar con herramientas que aseguren el flujo de trabajo. La idea no es juntar gente que hace mucho que no habla entre sí pero que tienen buenas ideas, es crear y potenciar una cultura innovadora y sobre todo tener empatía con una misión, no sólo con un proyecto.
7. No hay nada más complejo que simplificar la experiencia del usuario. La empatía con los usuarios es un camino que requiere de equipos con una robusta interacción tanto multidisplinar como con los propios usuarios, inteligencia emocional en síntesis. Además este proceso debe permitir convertir al design thinking en un hábito y valor cultural empresarial por el cual se pueda ordenar y priorizar las ideas que van brotando de este preceso continuo de aprendizaje.
Fuentes:
1. Design Thinking y el arte del desapego, designthinking.today 
2. Diseño y desarrollo: la innovación responsable mediante el Design Thinking, scielo.org.ar
3. Design Thinking, transformación y renovación, ojulearning.es
4. Making Sense of: “Design Thinking is Bullshit”, linkedin.com/pulse
5. Es muy recomendable bajar en formato PDF el estudio “Parts Without a Whole? – The Current State of Design Thinking Practice in Organizations”, realizado en octubre del año 2015 por investigadores del Hasso Plattner Institute (HPI) de la Universidad de Postdam de Alemania. Material imperdible.

Paola Antonelli es diseñadora y curadora del Museo de Arte Moderno de New York (MOMA). En este vídeo ofrece un punto de vista más que interesente sobre la elasticidad de la mente y el diseño y la relación ciencia y diseño.

 

 

 

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