Autor de la imagen: Rodrigo Fino. Título: Sueños digitales.
Se nos terminó el abecedario. Pero la vida, testaruda ella, sigue su curso triunfal y las nuevas generaciones obtienen una relación más simbiótica y determinada por la tecnología que marcan el paso con prisa, sin pausa, y sin una letra a mano para señalizarlas. ¿Será la generación A una vuelta a los comienzos? La nostalgia es un exceso de añoranza del pasado, la incertidumbre convierte en exceso al pensar el futuro.
La generación Z es el futuro. No porque lo sea en cuanto al concepto de evolución «positiva» del término o que por el sólo hecho de significarlo como «el futuro» sea positivo, sino por el simple correr de las agujas del reloj. Éste paso del tiempo ha ido gastando las últimas letras del abecedario para indicarnos que la generación X (los nacidos entre el 1965 y 1981. Quién suscribe es de esta tribu) y la generación Y los famosos millenials (los nacidos entre 1982 y 1994) son parte de un catálogo vigente pero que esta comenzando a quedar pasado de moda. ¿Qué letra identificará a la generación que vendrá luego de la Z?
No fue hoy sino hace tiempo que ocurrió, ocurre y ocurrirá esta constante mutación generacional que sacude los paradigmas de la comunicación. La revolución tecnológica no es una sorpresa, pero si tiene muchos sorprendidos. La mayoría de los cambios en los hábitos de consumo de todo tipo y que tenemos como marco referencial hoy, se iniciaron con los millenials. Pero ahora los que marcan el ritmo hacia adelante son la generación Z. Aquellos nacidos a partir de 1995 empujan y se abren paso pero, al mismo tiempo, su impronta comienza a impactar en el mañana aunque ahora no se pueda ver del todo claro o sea poco perceptible. Para que ese devenir no nos encuentre desprevenidos como le ocurrió a muchos sectores económicos, debemos centrar nuestro esfuerzo profesional en combinar información con creatividad siempre enfocadas en el usuario.
Si hay una generación nativa digital, autodidacta e inmersa en la tecnología es la generación Z y que según el World Economic Forum ya es el 25% de la población mundial y que esta saliendo de las aulas para incorporarse al mercado laboral y también según la investigación realizada por la Mobile Marketing Association (MMA) en colaboración con la investigadora de mercado GFK y la consultora especializada Netquest, en Argentina el tiempo activo dedicado al uso de aplicaciones en un teléfono móvil es de 1:41 horas por dispositivo por día, lo que representa un aumento del 28% en comparación al año 2017. Otro estudio de Commscope.com amplía que en Argentina, Youtube y WhatsApp son las aplicaciones más usadas por la generación Z, dónde además la marca más valorada de teléfonos móviles a nivel global es Apple.
Conocer y aprehender las características del consumo cultural, sean buenas o malas, nos permite crear la empatía que el diseño necesita lograr con las audiencias. Incluso para poder encontrar las formas más directas y usables de contar historias, que también es una forma de diseñar. En el camino que el diseño debe recorrer para lograr un cambio los obstáculos no son menores. Ir desde un modelo en donde directamente no importa el usuario a otro en donde el modelo esté centrado en la experiencia de él (incluyendo a la organización empresarial) implica un recorrido de maduración que impacta en el trabajo y enfoque del diseñador que ya no puede confiar sólo en la lógica del desarrollador. Diseñar para las personas, no para los dispositivos, implica también y antes que nada, conocer en profundidad la relación entre las personas y los dispositivos.