Los datos son contundentes. La realidad tiene, cada vez más, forma digital. La oportunidad que se abre para los medios impresos es innegable y difícil de alcanzar. El imperativo de la hora es la creatividad y en la prensa impresa se impone con color a imprescindible.
Este artículo fue publicado en varios sitios de internet en 2007. Esta es una reedición de este artículo.
Las audiencias cambian con el paso del tiempo. Las exigencias sobre la calidad periodística y gráfica de un periódico son cada día más altas en un contexto en el cuál la baja en la circulación es un denominador común en muchas casas editoriales. Si los lectores se han ido (o cansado) de la información que se les ofrece, no es culpa de Internet (un contenido es malo en el soporte que sea), sino de la misma oferta informativa. A los lectores – como a todos – no les gusta perder el tiempo y aquello que no agrega valor o aburre, es difícil que sobreviva. Y no es culpa tampoco de la apatía o abandono de la lectura como hábito cultural: El informe presentado por Poynter Institute de su investigación sobre como se lee en el papel y en la pantalla son significativos. La lectura en las ediciones digitales es más profunda y se llega a leer el 77% del texto de un artículo seleccionado. En los periódicos llega al 62% en el formato sábana y un 57% en los tabloides.
Los lectores están ahí esperando por contenidos relevantes, interesantes, importantes y pertinentes, pero sobre todo que sea ameno leerlos (sea el tema que sea, un contenido serio no tiene por que ser aburrido) y que les permita ir más allá de lo publicado e interactuar, calificar, comentar, compartir y leer. La información ganó un espacio social. Recuperó su capacidad de generar diálogo. La comunicación siempre fue una conversación, no un monólogo.
Captar la atención de las audiencias con la multiplicidad de ofertas informativas (muchas de ellas gratuitas) es difícil y no sólo para los medios sino para los anunciantes también. Esto último impacta en la prensa impresa y no siempre de una forma amigable, «No tengo dudas de que Internet representa un gran desafío para el modelo de negocios de los medios impresos por que hoy la amenaza es doble: la gente que accede a la red para obtener noticias y los anunciantes que parecen seguir con obsesión los movimientos del ojo del público para descubrir donde les es más conveniente poner sus avisos. El impacto de estas tendencias en la publicidad está sobrestimado», las palabras de Sly Bailey, la ejecutiva del grupo Trinity Mirror (propietario de los periódicos The Daily Mirror y Sunday Mirror) son elocuentes.
En este contexto de sobre oferta informativa, publicitaria y mediática la reinvención o repensamiento de las publicaciones impresas necesitan a la innovación y la creatividad para poder potenciar las posibilidades (oportunidades) que se abren con los medios digitales. La hiper localidad informativa, la web 2.0 y la convergencia borronea la frontera entre medios masivos (la televisión) y servicios de comunicación como el teléfono. Aquella oportunidad se llama contenidos de calidad.