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14 de agosto de 2012    Post #917
Jugar con la tipografía

Experimentar y ver el trabajo de otros siempre es un buen alimento visual. La tipografía es un buen detonante de ideas que resumen muchas veces conceptos complejos. Jugar con la luz y con el espacio. Desde muy chico, tal vez cuando tenía 6 o 7 años, me encantaba jugar con las tipografías. Letras, aquél vocabulario […]

Experimentar y ver el trabajo de otros siempre es un buen alimento visual. La tipografía es un buen detonante de ideas que resumen muchas veces conceptos complejos. Jugar con la luz y con el espacio.


Desde muy chico, tal vez cuando tenía 6 o 7 años, me encantaba jugar con las tipografías. Letras, aquél vocabulario inicipiente. En realidad las calcaba. Me podía pasar horas calcándolas de las portadas de las revistas o incluso de los diarios. Había algo en esos trazos que me hipnotizaba. Era sólo un juego. Una extraña distracción infantil. Lo concreto es que hoy ya no las calco con la misma dedicación y empeño, pero sigo jugando usándolas. No creo en las predestinaciones. Que calcara de niño tipografías no indica que, en forma automática, eso predestinara o fuera un anuncio temprano de que trabajaría con ellas en forma profesional. Sería una falasia narrativa hacerlo hoy además. No existe una línea recta ni siquiera invisible que una esos dos puntos. Es, en el mejor de los casos, una coincidencia no vinculante que luego la vida se encargó de que hoy parezcan unidos. No hubo una estrategia racional.

Hoy me encanta buscar todo tipo de piezas tipográficas. Me inspira. Me permite jugar y encontrar nuevas ideas. Y no importa de que tipo sea la pieza de diseño, si tiene tipografía, la vista se va directo a ella. Se clava por puro instinto. Esta búsqueda me resulta muy nutritiva y gracias a las redes sociales, el juego de mirar y ver, se hace infinito y me resulta una fuente de inspiración. Es puro placer tipográfico. Incluso trato de tener la misma mirada ingenua de aquél niño que calcaba las tipografías por el sólo placer de hacerlo y de pensar que esa formas y juegos tipográficos se pueden aplicar en cualquier proyecto. Ahora me pregunto ¿Por qué no hacerlo?. Al final de cuentas, es jugar con el espacio. Jugar con el color. Jugar con la luz tipográfica (el interlineado y el interletrado son un juego de luz, de figura y de fondo. El juego y la mirada de los otros alimentan la mía. Un juego sin fin.

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