Dicho mil veces. Aunque el enunciado parece quedarse sólo en ello. Lo bueno de hacerse algunas preguntas es que nos ponen a aprender sobre la marcha, a asumir riesgos.
Todo se mueve muy rápido y, de tanto en tanto, uno necesita, busca, enhela, y al final encuentra esa pausa que permite mirar las cosas de costado mientras pasan por un camino a gran velocidad. Luego de eso se impone un silencio inmenso. La noticia del cierre de la edición impresa del diario inglés The Independent fue uno de esos momentos en que amerita quedarse al lado del camino y mirar un poco que ocurre por ahí. Enredarse en el paripé de que si había opción o no al cierre, de que es un error o no, de que si lo electrónico mata a la nostalgia platónica del ritual del papel, resulta de una improductividad tal que engaña y hasta da pereza. Las cosas son más complejas que la simple reducción de opciones que además en el fondo tal vez no sean tan contrapuestas. Lo concreto es, aprovechar esa pausa, esa mirada lateral y comenzar a hacerse preguntas que tienen el dulce sabor que da el ir aprendiendo sobre la marcha. Esas que los buenos editores -unos pocos a decir verdad-siempre se las he escuchado hacer en voz alta: ¿Pagaríamos por el ejemplar que hemos editado hoy?, ¿Por qué un lector debería comprar el diario que hemos hecho? Luego de hacerlas tal vez nos demos cuenta de que como canta Joaquín Sabina, el diario no habla de ti ni de mí, y que allí empieza el big bang interminable en el que estamos.
Y no tiene nada que ver con el soporte sino con lo que se está contando. No tiene nada que ver si son Helvéticas o la última fuente del FontBureau, ni si se gana el último premio del Scociety for News Design – lo imprescindible es ganar lectores-, lo importante siempre pasó por otro lado y es por cantar historias. Mil veces dicho, repetido, retwiteado, le hemos dado millones de Me gusta cuando alguien lo dice en Facebook, nos hemos autocolonizado entre colegas y amigos con aplausos y todo pero al final …. la portada sigue sin hablar de ti ni de mi. Tal vez un mundo surcado de redes que me permiten hablar de ti y de mí, para lo bueno y para lo malo, convirtió al papel en un producto no necesario donde siempre hablan los mismos que salen en la tele, en la radio, en las redes, en los sites y para decir las mismas cosas que dicen casi todos los días o que luego cambian según por donde venga la brisa.
Que la portada de un diario hable de ti y de mí siempre tiene el riesgo de convertir en un símbolo a un niño como por ejemplo se terminó convirtiendo Aylan Kurdi, el pequeño sirio encontrado muerto en una playa de Grecia luego de intentar escapar con su familia de la guerra en su país. Sin correr ese riesgo (necesario) no se habría causado el impacto que tuvo en la opinión pública mundial, potenciado por las redes sociales, y no se hubiera dado el debate periodístico por publicar o no publicar aquella foto. De todos modos la guerra en Siria sigue a todo vapor y a la fecha ya han muerto 350 niños. Que la portada hable de ti y de mí es hablar de Aylan, de los 350 niños muertos (y contando) y de aquellos que exponen sus vidas en medio de los disparos tratando de llevar algo de alivio y un mínimo de ayuda. No hemos visto, hasta la fecha, portadas de estos últimos y si a los políticos de siempre diciendo lo de siempre. igual como ya sabemos la culpa de todo la tiene Internet y Yoko Ono.