(Foto original, navarra.com)
A Miguel Urabayen lo podías encontrar tan a gusto y como en su casa disectando una infografía histórica, de esas que describían la trayectoria del desafortunado transatlántico Titanic, con el mismo entusiasmo – y algo de agitación- que le ponía al describir una escena de un musical de Hollywood de los años 30, algún detalle de una enredada comedia de Almodovar o contando en detalle cómo Hitchcock conceptualizó la escena de una de sus películas más famosas.
Aquellos que tuvieron la suerte de asistir a una de sus clases en la Universidad de Navarra – donde ejerció de profesor desde 1972 a 1989 – pudieron disfrutar de una persona de altísima calidad humana y profesional. También lo conocí por primera vez en la Universidad de Navarra y pude observar de primera mano como él entendió el significado de lo que es periodismo visual. Don Miguel, como todos le llamaban con afecto, era el ejemplo consumado del pensador visual por excelencia. Llevaba esa etiqueta como si estuviera bordada en su boina negra que era, al igual que su sonrisa perenne, parte de su inseparable indumentaria. El 3 de enero de 2017 en Pamplona, su ciudad natal, a los 91 años, Don Miguel ha muerto
Los titulares de varios obituarios aparecidos en los diarios españoles lo describen como periodista y experto en cine. Era ambas cosas. Y todos destacan que Miguel ha sido el decano y un pionero entre los críticos de cine en España. Sin duda Miguel iluminó el sendero para que otros le siguieran. Miguel siempre nos recordaba todo lo que tienen en común el periodismo visual y el cine. Ambos siempre con la meta de ir en pos de una historia. En uno de sus últimos proyectos, en el año 2010, Miguel organizó y presentó en Pamplona un ciclo sobre Cine Bélico, La guerra en Europa vista por Hollywood, donde analizaba cuatro películas, las acciones reales en que se basaban y – usando mapas e infografías- ayudaba a explicar cada uno de los episodios narrados.
El Miguel que todos conocemos y queremos era mucho más que un periodista y experto en cine. Era un interminable contador de historias sin igual. Parecía que llevaba una piñata de la que saltaban historias de la voz de un hombre que las había vivido a través de décadas de periodismo y cine (llegó a escribir 5000 críticas de cine desde la primera que escribió en 1953). Es por eso que Don Miguel podía hacer que tertulia en la que participara, fuera a la que todos querrían ser invitados. Don Miguel podía empezar una anécdota sobre la historia de una revista y el que lo escuchaba deseaba que la historia no terminara nunca. Pero Don Miguel siempre la seguía con una historia mejor. Y que memoria enciclopédica tenía este gran Maestro: podía no solamente contar la historia de TIME, o Stern, ó LIFE magazine, sino también regalarnos los más minuciosos detalles, incluyendo la paleta de colores de una gráfica o hasta las cifras citadas. Y tenía mucha paciencia para escuchar a sus interlocutores. En sus años avanzados, cuando le fallaban los oídos, se incorporaba y se abría con una mano una oreja, como para escuchar mejor. De curiosidad tan amplia como sus conocimientos, Don Miguel no se quería perder un suspiro de todo aquello que pasaba en periodismo.
Para lo que no tenía paciencia alguna era para una infografía que usara elementos decorativos y pocos hechos para avanzar la historia. Esas son las lecciones que nos han de servir a todos de por vida. La veracidad vale más que la pinta que tenga una gráfica. Recuerdo tantos de esos momentos en sus clases maestras que Miguel dictó en el Poynter Institute for Media Studies, donde como director del programa de Gráfico y Diseño, le invité por más de 15 años a que viniera a dictar cursos.
“Miren todos esta gráfica, ejecutada magnificamente sobre una explosión de gas en el norte de España”, le decía a la clase, siempre con una batuta en mano para apuntar los detalles en la pantalla. Mientras caminaba de un lado a otro para buscar la mejor posición en que presentar su ejemplo, Miguel se iba acelerando con cada explicación, mientras los participantes con los ojos fijos en la pantalla, le seguían atentamente con ese interés con que seguimos una película o un videojuego. Entonces sabíamos que el gran maestro estaba a punto de ir hacia la yugular de la gráfica; “Ah, pero los colores y el papel brilloso, el look de esta gráfica no pueden destacar el hecho de que aquí hay mucha paja y no se hace mucho para avanzar la historia. Los hechos no son veraces. Miren ese camión en el medio de la gráfica, ese camión, señores, no estaba de verdad en ese lugar al ocurrir la explosión.” Lecciones de por vida del gran maestro Urabayen.
Entonces, como un mago listo para el gran momento, algo así como cuando el mago se saca el pañuelote blanco de la manga de la chaqueta, de pronto aparecía una nueva diapositiva en la pantalla: una simple infografía, en blanco y negro y a dos columnas, sin nada extra. Pero veraz. “La veracidad es lo importante, amigos”, levantaba la voz, y como el mago al que le ha salido bien el truco, el Profesor hacía una leve reverencia, y yo siempre me imaginaba que docenas de palomas blancas volaban alegres por el aula de Poynter.
Hoy esas blancas palomas vuelan por lo alto acompañando a nuestro querido colega, amigo e inspirador. El Profesor Miguel Urabayen ha ido a su descanso. Hay generaciones de estudiantes, periodistas, infografistas, diseñadores y amantes del cine que lo han de recordar siempre como uno de los grandes maestros, un fantástico ser humano que hizo que todo siempre pareciera tan fácil. Adios, Miguel, y que descanses en paz.
Orbituarios:
Miguel Urabayen, el amable y curioso ojo crítico, elpais.com
Muere Miguel Urabayen tras una vida dedicada al cine y el periodismo, diariodenavarra.es
Fallece a los 91 años Miguel Urabayen, catedrático de periodismo y crítico de cine, navarra.elespanol.com
Muere el profesor de la Universidad de Navarra Miguel Urabayen, precursor del periodismo visual, 20minutos.es
Fallece Miguel Urabayen, crítico de cine y maestro de periodistas, euskadi.eus