Inspirarse no viene mal | García Media

Pequeña dosis de estimulo visual. Ver, mirar y provocar a la intuición. Dejar que la mente vuele y conecte con otras ideas que están ahí. En el aire. O en la red o donde sea. Una idea es como una bola rodando en el suelo y que nadie sabe donde terminará.

Cuando la hoja en blanco acecha diabólica e implacable, hace muy bien buscar en la mirada de los otros un poco de esos necesarios nutrientes que nos permitan salir del atasco mental. Disparadores de ideas que convocan a otras ideas para enlazar y crear otras. La cadena interminable de ideas y conceptos. El diseño muchas veces es producto de una idea sudada después de horas de búsqueda y también lo es por inspiración e intuición. Por que las ideas están en el aire y hay que trabajar para atraparlas, decodificarlas y transformarlas en un concepto que además tenga una función sin que por eso pierda en su realización estética. Saber mirar y mejor destilar y simplificar un diseño, no es una tarea sencilla. Requiere de una ojo bien entrenado, una mente abierta y un pizca de sabia osadía. La innovación no viene sola, hay que ayudarla con una buena dosis de valentía e inteligencia. A veces romper las reglas está muy bien. Encontrar allí, donde otros no ven nada nuevo, una idea es una tarea que requiere de un entrenamiento diario que no depende sólo de la iluminación divina. Hay que sudar.