Varias fuerzas empiezan a cruzarse en el camino en la transición de modelos informativos y de negocios de ediciones en papel hacia ediciones digitales. La publicidad impresa a la baja y la suscripción o audiencia digital en ascenso. Circulación en baja en el papel, incremento de audiencias en digital. Estructuras de producción con costos fijos de impresión, altos y al mismo tiempo ingresos por publicidad digital, bajos. Audiencias desde teléfonos móviles y tabletas en ascenso, usuarios desde computadoras personales a la baja. Y en el medio, Facebook alcanza ya los 1800 millones de usuarios en todo el mundo con una influencia informativa cada vez más grande y al mismo tiempo los algoritmos y los círculos de afinidad van reduciendo el espacio del disenso a límites cada vez más barriales. Hace un buen tiempo que Facebook dejó de ser una red social para convertirse en una plataforma mediática. Google no se queda atrás aunque, en apariencia, sin la misma vocación. Internet ha potenciado una paradoja comunicacional: lo mejor de la red de redes es que cualquiera puede publicar cualquier cosa y está disponible casi al instante para todo el mundo. Lo malo es eso mismo. Parece un juego, y no lo es, el del dominio de lo abundante y de lo escaso en el inevitable paso entre lo tangible y lo intangible. La transición de modelos, señala cruces, bifurcaciones, que no siempre llegan en el momento indicado. La creación de valor informativo lleva un tiempo de desarrollo y constancia, la velocidad del cambio de paradigma no siempre permite tener estos atributos a la mano.
The Guardian: holding out the tin can for contributions, garciamedia.com