GM Blog

9 de agosto de 2016    Post #852
El diseño (a veces) cambia el mundo

O tal vez un poco, poquito o nada. Aunque se lo intenta y de tanto intentarlo algo se logra. Diseñar para las personas (no para los dispositivos) se convirtió en un valor que incrementa el poder innovador de las empresas. O debería.

Las cosas cambiaron. Y mucho. Desde aquellas batallas épicas (como la de la imagen de aquí arriba) a esta sincoronización grupal, hubo un oceánico río de tiempo. Diseñar para las personas (y no para los dispositivos) nos llevó a tener unos no tan nuevos vecinos de aventura. Este cambio revalorizó la función del diseño. Se borronearon algunos límites. Se corrió algún horizonte, ayer firme y cercano, hoy lejano y movedizo. Si miramos con más detalle, diseñar para las personas (no para los dispositivos) volvió a colocar el eje en algunos principios fundamentales: lograr hacer usables, asimilables, relacionables y sobre todo comprensibles, datos o información que en apariencia no lo parecían tanto o que, por sesgos de todo tipo, no logramos interpretarlos y por ende aprovecharlos para extraer valor de aquello que se muestra y esto, no es algo de esta era hipervisual.

Por ejemplo, en 1857 (ayer nomás) la enfermera Florence Nightingale utilizó los principios del diseño (simpleza, color, estructura) tal vez sin conocerlos, para ilustrar las bajas de los soldados en la guerra de Crimea y, por si fuera poco, terminó cambiando la política nacional de salud en el Reino Unido. Nightingale, usando sus conocimientos en estadísticas, matemáticas y tal vez su calidad narrativa al ser también escritora, demostró que los soldados no morían en su mayoría en el campo de batalla y sí lo hacían en cambio en los hospitales debido a las malas condiciones sanitarias. Nightingale utilizó un diagrama que terminó cambiando las prácticas de higiene de los hospitales. La mortalidad en los hospitales militares bajó y aunque la guerra siguió su curso, Nightingale ayudó a salvar numerosas vidas y de paso, sin proponérselo, inventó tal vez lo que hoy conocemos como «periodismo de datos« que como dijo, creo que Martín Caparrós, es lo mismo que decir literatura de palabras, pero esa es otra historia.

El diseño, en empresas del nivel de Apple o Google, sin el altruísmo de Florence Nightingale, y más en la primera que en la segunda empresa, está incorporado como una de las principales herramientas empresariales que atraviezan a toda la organización. Desde la gestión del talento, pasando por la innovación, hasta la estrategia, ya casi nada queda por fuera de la mirada del diseño. Y no constituye sólo una mera cuestión estética: aporta un pensamiento crítico para incorporar los nuevos procesos de interacción entre tecnología, diseño y negocios y que las empresas se vuelvan más inovadoras.  Incluso una revista como Harvard Business Review le viene dedicando al diseño, en el más amplio sentido de la palabra, una cobertura puntual y generosa sobre esta nueva dimensión del diseño en las empresas. Diseñar para las personas (no para los dispositivos o para los soportes) requiere de una mirada lateral y holística que permita que aquel valor escondido en lo intangible se vuelva concreto cambiando el mundo aunque más no sea un poquito. Como lo logró Florence Nightingale que con su gráfico permitió salvarle la vida a miles de soldados.

Fuentes:
Using Design Thinking to Embed Learning in Our Jobs, hbr.org
Florence Nightingale, datajournalist: information has always been beautiful, theguardian.com
Biographies of Women Mathematicians: Polar-Area Diagram, agnesscott.edu

Deja una respuesta

GM Blog